La diabetes es una enfermedad crónica que requiere controles periódicos multidisciplinarios. Si esta patología se encuentra mal controlada, se produce daño en múltiples órganos, siendo los más destacados:
Enfermedades cardiovasculares especialmente corazón y sus arterias, siendo unas de las principales causas de infarto al miocardio.
Daño ocular, en donde se produce daño en los pequeños vasos de la retina, disminuyendo progresivamente la agudeza visual.
Neuropatía diabética, al producir daño en los pequeños vasos que irrigan los nervios, causando dolor, sensación de calor y hormigueo, llegando incluso a suprimir la sensibilidad de los pies particularmente.
Daño renal, afectando los pequeños vasos del riñón disminuyendo su función hasta producir su fallo, siendo necesaria la hemodiálisis.
Sistema inmune deficiente, siendo más probable el contraer infecciones.
Disfunción eréctil, debido al daño a nivel vascular del pene, siendo una de las complicaciones a largo plazo más frecuente en varones.
Para prevenir sus complicaciones es de vital importancia mejorar el estilo de vida, el abandono del hábito tabáquico, un plan para el control de peso, buscando una correcta alimentación e incorporar una actividad física rutinaria. El tratamiento farmacológico puede ser diferente entre un paciente y otro, por lo que debe ser recetado y controlado por su médico.
Siguiendo el tratamiento y acudiendo a sus controles, la diabetes es una enfermedad que puede acompañarlo toda la vida, sin producir grandes daños en los órganos y con síntomas mínimos.